¡MALOTES!

Llegó septiembre y no queríamos. Gente nueva nos acompaña la estancia en Ciudad Real. Tres pisos diferentes, que se convierten en uno por noche. El “Party”, sería la cosa más tonta que nos uniría. Por él, un día nos llamamos “LOS MALOTES”. Ellos los Leones. Ellas, las Webonas. De leones y webonas estamos hablando. Visitas de policía de por medio. Desayunar, comer y cenar macarrones de todos los estilos posibles. Películas hasta el amanecer. Doraemon y todos sus gorros. Tú sí que vales. La que se avecina. Aquí no hay quién viva. Calle Toledo, inem y un poquito de micos. Cigarros a todas horas, y jueves bañados en alcohol. Nosotros ya no dormimos en camas, nos basta un colchón y unos cuántos sofás. O simplemente, estar juntos. Un día nos vamos por ciudad real, con los colchones como bolsos. No se sabe dónde podemos acabar. Llevar una vida universitaria en la que la universidad la vemos más bien poco. Estrés, por ahora no tenemos. ¿No habéis oído la canción de “Los malotes”? Merece la pena. Somos una pequeña familia, tenemos padre, madre, abuela, abuelo, hijo tonto, el hijo adoptado, la hija más o menos “normal”, y una esteticién personalizada. Es como un Gran hermano sin cámaras. Es llegar a casa los viernes y desear que llegue el domingo, para el desorden, las visitas a las 12 de la noche y dormirte mínimo a las 7 de la mañana. Y hablar, reír hasta que no puedas respirar y alguna que otra partida al pro. Imitaciones, pablaras raras, trabaderos de lengua, beatbox, enfados, gruñidos, ganas de fiesta, dormir en cualquier rincón, risas varias, motes de todo tipo. Lo GÜENAS personas que somos y todas las frases típicas que tenemos. Y sobre todo, es Ciudad Real, son ellos. Es este curso que promete y que si no fuera por ellos 7, Ciudad real y, sobre todo, la Calle Toledo no tendrían un color especial.